Ejemplo de la lucha de S. Antonio

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Acordaos cómo San Antón, siendo reciamente azotado y acoceado de los demonios, alzando los ojos arriba, vio abrirse el techo de su celda, y entrar por allí un rayo de luz tan admirable, que con su presencia huyeron todos los demonios, y el dolor de las llagas de él fue quitado; y con entrañables suspiros dijo al Señor, que entonces le apareció: «¿Dónde estabas, oh buen Jesús, dónde estabas cuando yo era tan maltratado de los enemigos? ¿Por qué no estuviste aquí al principio de la pelea, para que impidieras o sanaras todas mis llagas?» A lo cual el Señor respondió diciendo: «Antón, aquí estuve desde el principio; mas estaba mirando cómo te habías en la pelea. Y porque varonilmente peleaste, siempre te ayudaré, y te haré nombrado en la redondez de la tierra.» Con las cuales palabras, y con la virtud del Señor, se levantó tan esforzado, que entendió por experiencia haber recobrado más fuerzas que primero había perdido. (Juan De Ávila, Audi filia)