Jesús, que conoces la maldad de los hombres, que recibes cada día el vaho pestilente de nuestros pecados, y que a pesar de eso, porque nos amas, vienes a nosotros.
Hoy te pido por todos:
por los egoístas para que aprendan a darse,
por los cobardes para que sean hombres,
por los soberbios para que conozcan su miseria,
por los vulgares para que los hagas generosos
por los impuros para que sean limpios,
por los necios para que reflexionen un poco,
por los vividores para que no se embrutezcan,
por los envidiosos para que les des alma grande,
por los que manchan el amor para que aprendan a amar,
por los ricos para que comprendan tu exigente doctrina,
te pido por todos y también por mí. Amén.