“Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre” (Mt 24, 42-44).
COMENTARIO
Inauguramos el tiempo de Adviento. La Palabra nos indica algunas actitudes necesarias ante la expectación de la próxima “venida del Hijo de hombre”. Es tiempo de despertar porque “la noche está muy avanzada, se acerca el día”. Hay que estar preparados. La invitación es muy clara: hay que dejar la oscuridad y sus obras, porque vamos hacia la luz. Es inminente la llegada del día del Señor. Los textos que se proclaman contienen imágenes y símbolos que orientan los pasos hacia el encuentro con Dios.
TIEMPO DE ESPERANZA
Iniciamos un tiempo necesario. El Adviento es un tiempo real, el acontecimiento que se nos anuncia -la venida del Señor-, es una realidad personal íntima, que no sólo sucederá al final del camino histórico de nuestra andadura por este mundo, sino que en cada momento puede darse la sorpresa del encuentro con el Señor. En las circunstancias actuales resuena más que otras veces la llamada a la esperanza, aunque se presente como alerta porque el suceso será sorpresivo: “Cuando menos lo esperéis”.
PROPUESTA
Este tiempo es el más real, todos aguardamos el adviento definitivo. ¿Te acompaña interiormente la actitud de esperanza?
Agradecemos esta aportación a Don Ángel Moreno de Buenafuente (consulta aquí su página web) El contenido de este artículo puede ser reproducido total o parcialmente en internet y redes sociales, siempre y cuando se cite su autor y fuente original: www.la-oracion.com y no se haga con fines de lucro