Espíritu Santo, en mi historia hay experiencias que me pesan.
He cometido muchos errores. Pero no me hace bien recordarlos con sentido de culpa.
Mejor lo entrego todo a la Divina Misericordia, porque tu amor es fuego que purifica;
purifica mi memoria y mis heridas, purifica mi alma, la llena de esperanza.
Espíritu de amor, hoy vengo a entregarte todo mi pasado,
abraza mi miseria con tu Misericordia,
acéptame, así como soy, en tu Sagrado Corazón.