He hecho todo lo posible, he intentado tantas veces, no puedo más. Veo mis límites, mi insuficiencia. Ha llegado tu turno. Toma el timón. Tendría que habértelo dado desde el principio… Te suplico, Espíritu Santo, que intervengas. Tú sabrás la hora, la manera, la dirección. Confío en ti.