Cómo puedo rezar más

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Cómo puedo rezar más

Pregunta: Estimado Padre John, soy una adolescente católica que actualmente está proceso de discernimiento sobre la vocación a la vida consagrada como monja o hermana religiosa. Últimamente he estado sintiendo un fuerte impulso de rezar mucho y de ir a misa todos los días y a la adoración al Santísimo siempre que sea posible. Quiero rezar más y más pero no estoy muy segura de cómo debo hacerlo o lo que debo rezar. Me encanta rezar el rosario, pero quisiera algo más. ¡Muchas gracias por su tiempo!

Respuesta: El deseo de orar más sólo puede venir del Espíritu Santo, así que estás totalmente dirigida hacia el objetivo – de hecho estás justo en el centro del blanco – cuando preguntas por orientación sobre cómo lograr esto. Y la buena noticia es que no tienes que ir muy lejos para encontrar excelente ayuda. Pero antes de que te señale algunos de esos recursos, espero me permitas darte una advertencia y hacerte una recomendación.

Una advertencia cultural

La advertencia es bastante simple. Como tú sabes, nuestra cultura actual se basa principalmente en sentimientos y emociones. Así es como los publicistas nos convencen de comprar cosas, ya se trate de música, zapatos o de un colchón nuevo. Ellos utilizan imágenes, jingles e historias inteligentes (piensa sobre los anuncios en el Súper Bowl) para provocar en nosotros emociones agradables. Luego, nosotros asociamos esas emociones con el producto anunciado y lo compramos pensando, en el subconsciente, que el producto hará que dichas emociones agradables sean parte permanente de nuestra vida. En nuestra sociedad consumista, se nos condiciona desde temprana edad a comportarnos de acuerdo a ese patrón. Por supuesto, esto no es cierto. Ninguna emoción, ya sea agradable o desagradable, dura para siempre. Las emociones van y vienen –así es como Dios las diseñó- y algunas veces van y vienen sin ninguna explicación razonable. Un buen estado de ánimo o un mal humor pueden ser provocados por el clima, por una oleada hormonal, por algo que comemos, por las fases de la luna…

El llamado de Dios en tu vida toca un acorde más profundo que una simple emoción. Ciertamente su presencia tiene una resonancia emocional –algunas veces, por lo menos cuando Él lo permite, pero debido a que te conoce tan profundamente y porque te ama inmensamente, no quiere que su amistad contigo se base en sentimientos. Quiere ir más a fondo. Por eso será importante que aprendas gradualmente a profundizar más y más en tu vida de oración –y aquí es donde viene la advertencia.

Algunas veces nuestra oración nos consuela a nivel de sentimientos y emociones, pero otras veces no es así. En ambas circunstancias, lo que más importa es tu corazón pues es el centro mismo de quien tú eres, el «yo» al centro de tu alma. Cuando oras, le permites a Dios entrar en ese centro, desde ahí lo escuchas y le hablas; algunas veces sólo te sientas con Él en su presencia, dejando que su gracia ilumine y fortalezca ese aspecto más íntimo y hermoso de quien tú realmente eres. Ése es el porqué la verdadera oración puede ocurrir aún cuando estés extremadamente triste, emocionalmente, debido a la pérdida de un ser amado, por ejemplo. También puede ocurrir cuando nos sentimos emocionalmente secos –como un desierto. En la oración, como lo dijo el Beato Cardenal Newman, «el Corazón le habla al corazón» – El corazón de Dios a tu corazón.

Una recomendación de contracultura

Ahora la recomendación. Para poder profundizar en la oración, todos los grandes escritores espirituales (San Francisco de Sales, santa Teresa de Ávila, san Ignacio de Loyola…), recomiendan que le demos un poco de estructura a nuestra vida de oración. Si no lo hacemos, corremos el riesgo de simplemente rezar cuando sintamos las ganas de hacerlo y si ése es el caso, es difícil llegar hasta el nivel del corazón. Así que yo te sugeriría que pienses qué clase de compromiso de oración diaria y semanal te gustaría hacer a nuestro Señor, como una manera de mostrarle que realmente quieres conocerlo, amarlo y seguirlo más y más –a donde quiera que Él te lleve. Aquí hay algunas ideas que pueden ayudarte a comenzar:

Diariamente: el ofrecimiento de la mañana; por lo menos 15 minutos de oración mental; el rosario; 10-15 minutos de lectura espiritual; examen de conciencia por la noche; (cualquiera de ellos se puede combinar fácilmente con adoración al Santísimo).
Semanalmente: La misa del domingo; misa diaria una o dos veces durante la semana; una hora santa semanal (de preferencia los jueves); el viacrucis los viernes.
Quincenal: Una buena confesión.

Si esto te parece demasiado o muy poco, no hay problema; sólo se trata de darte un punto de partida. Aquí no existe el «está bien o está mal» – es sólo cuestión de que tú decidas darle algo de estructura a tu vida de oración porque deseas asegurarte que estás haciendo tu parte para crecer en tu amistad con Cristo.

De todos los puntos que enlisté, el más importante para tu discernimiento es, sin lugar a dudas, la oración mental diaria. La oración mental mantiene al alma en sintonía con el Espíritu Santo, asegurándose de que estás en la mejor disposición posible para recibir la gracia de Dios durante todo el día (y en los sacramentos) y para cumplir con todo lo que Él te pida. Éste es el principal ejercicio espiritual para todos aquellos que buscan sinceramente discernir y seguir la voluntad de Dios en su vida.

Perfeccionando la oración

No tengo espacio en esta respuesta para entrar en detalles sobre la oración mental (también conocida como meditación cristiana), pero aquí es donde puedes encontrar otros recursos que pueden ayudarte.

En el internet, yo te recomendaría mucho que exploraras a fondo la página web www.vocation.com (en inglés). Ahí encontrarás una breve explicación sobre la meditación (A Guide to Meditation). También tienen textos que, basados en el Evangelio, están específicamente diseñados para ayudar a los y las jóvenes en su proceso de discernimiento (meditaciones para ayudar a discernir). Aquí mismo, en nuestro sitio de dirección espiritual, tenemos bastantes opciones sobre la oración, las cuales te pueden ayudar. Si prefieres libros, muchas personas han encontrado que son de mucha ayuda.

Cabos sueltos

Finalmente, además de tu vida de oración, discernir tu vocación también implica tomar algunas medidas prácticas –como esforzarte por obedecer los Mandamientos en tu vida diaria, visitar comunidades y órdenes de mujeres consagradas, recibir dirección espiritual y, por supuesto, servir a tu prójimo. Tal vez te resulte útil el escuchar en vocation.com, algunos testimonios de otros que han pasado ya por ese camino; pero lo más importante es que mantengas tu mirada «fija en Cristo» (Hebreos, 3-1) y confíes que en realidad Él hablaba en serio cuando nos dijo: «Así que yo les digo: Pidan, y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá la puerta» (Lucas 11:9).

Termino este correo elevando una oración por ti.

Atentamente en Cristo, Padre John Bartunek, LC.


Agradecemos esta aportación al P. John Bartunek, L.C.

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