“Al conocer lo que Dios nos ha dado, encontraremos muchísimas cosas por las que dar gracias continuamente.”
“Gracias, Señor, por haberme creado.”
“¿Pero cómo es preciso aceptar el sufrimiento? –Digámoslo en seguida: con agradecimiento. Con agradecimiento digo, no con gozo: el gozo frecuentemente no depende de mí, Dios me lo da como recompensa; pero el agradecimiento depende siempre de mí.“
“No entorpezcamos nuestro camino al buscar, o amar a Dios por ningún consuelo sensible, no importa cuán sublime sea lo que Él haya hecho por nosotros. Esas gracias no nos acercan tanto a Él como un simple acto de fe.”
“[Decir] “gracias” es como el leño que Dios mostró a Moisés, que, arrojado en las aguas amargas, las trocó en dulces. Ved cómo se ha cambiado en paz mi amarguísima aflicción; toda amargura me es dulzura desde el momento que me abre la fuente sellada cuyas aguas hacen germinar en mí como un paraíso de delicias.”
“Dios está contigo en todas tus acciones. Haz una pausa para alabarlo, pedirle, agradecerle y ofrecerle tu corazón.”
““¡Dios mío, gracias!”. ¡Cuánta elocuencia hay en este “gracias”!… Dice a Dios que comprendo su acción y su amor: ¡una sola palabra entre amigos dice tantas cosas!”