Considero muy importante el no confundir la esencia de la oración con los métodos (sean cuales fueren) de que nos sirvamos para hacerla.- Almas hay que llegan a persuadirse de que si no siguen tal o cual método, no harán oración; hay en esto una confusión de ideas que puede acarrear graves consecuencias. Por haber confundido la esencia de la oración con el empleo del método, esas almas no se atreven a cambiarlo, aun cuando reconocen que el que tienen les sirve de obstáculo o les es completamente inútil; o bien, lo que ocurre con más frecuencia, encontrando el método molesto, lo abandonan sin reparo, y, junto con él, la oración, y esto con gran detrimento de su alma.- Una cosa es el método y otra la oración: aquél debe variar según las disposiciones y necesidades de las almas; mientras que ésta (quiero decir, la oracion ordinaria) esencialmente ha de ser siempre la misma para todas las almas: conversación mediante la cual el corazón del hijo de Dios se explaya ante su Padre celestial y le escucha para agradarle.(La oración por Columba Marmión)