Devoción desinteresada a la Virgen María

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¡Ah, cuán agradable y precioso es delante de Dios y de su Santísima Madre el devoto de María que no se busca a sí mismo en los servicios que le presta! Pero, ¡qué pocos hay así! Para que no sea tan reducido ese número estoy escribiendo lo que durante tantos años enseñado en mis misiones, pública y privadamente, con no escaso fruto.

Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen, Capítulo V