Dios mío, estoy feliz, ¡voy a ser madre!
Tú eres el Creador, tú la Vida;
gracias por elegirme para colaborar contigo en tu obra creadora
y por concederme traer a un hijo tuyo a la vida.
Tú quisiste que yo cuidara y nutriera a esta frágil criatura que llevo en mi seno.
Es un misterio, un gran misterio, un bellísimo misterio.
Es mi hijo, pero antes que mío es tuyo Dios mío, es Tu hijo.
Tú lo soñaste desde toda la eternidad
y me soñaste a mí como su madre.
Te doy las gracias.
Ya desde antes de nacer lo estoy cuidando con todo el amor de que soy capaz,
pero es tan grande la responsabilidad que tengo miedo,
pido auxilio a la Virgen María y a su ángel de la guarda,
para que nazca bien, crezca sano y viva según tus preceptos.
Te prometo que haré todo lo posible por educarlo en la fe católica,
que te conozca a ti, te ame mucho y te siga de cerca.
Me comprometo a acompañarlo durante toda su vida y orar mucho por él
para que camine por el camino del bien
y al final llegue a tus brazos y permanezca allí para siempre.
Amén