Puntos de meditación: «Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando»

2020
Que seas feliz tú

Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure.”

VI Domingo de Pascua

(Act 10, 25-26. 34-35. 44-48; Sal 97,1: 1 Jn 4, 7-10; Jn 15, 9-17)

Texto Bíblico

“Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.

Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure.”

Contexto

“Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea.”

“Dios es amor.  En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como victima de propiciación por nuestros pecados.”

Contemplación

Por más que leo las Escrituras y conozco el mensaje del Evangelio, en el que se me asegura la iniciativa de Dios en  su amor por mí.

Aunque sé que la declaración de amor es decisión divina y que no depende de mi respuesta.

A pesar de las veces que he predicado que Jesús elige a sus amigos y ha querido llamarnos a serlo por libre voluntad suya.

Sigo hipotecando el amor divino y la amistad con Jesús a mi sensibilidad y a mi respuesta, y caigo en el error de creer que es gracias a mi fidelidad la fidelidad de Dios. Y por ello corro el peligro de creerme, pretenciosamente, merecedor de su favor, o me hundo en mi propio pecado, por pensar que ya no merezco la mirada amable del Señor.

Y la Palabra permanente, la que no se muda, la que es fiel y estable afirma: “No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido”. “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó”

Señor, una vez más me rindo, y a pesar de mi humillación,  deseo corresponder a la gratuidad de tu elección amorosa al menos dejando que unjas mis heridas.

Misión

“… os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure”.  Tú eres, Señor,  la semilla, Tú eres quien da el incremento a nuestro campo, Tú quien nos bendice con los frutos de nuestras manos. ¡Bendito seas, Señor!


Agradecemos esta aportación a Don Ángel Moreno de Buenafuente.

El contenido de este artículo puede ser reproducido total o parcialmente en internet y redes sociales, siempre y cuando se cite su autor y fuente original: www.la-oracion.com y no se haga con fines de lucro.