Misa de la cena del Señor

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San Ambrosio: un gobernador que llegó a ser obispo

Yo soy quien os ha elegido.

Vosotros sois mis amigos

Yo soy quien os ha elegido.
Yo he pronunciado vuestro nombre antes de que fuerais concebidos.
Yo me he fiado de vosotros y os he llamado.
Yo doy mi vida por vosotros.
Yo he pedido a mi Padre que os libre del mal.
Yo confío siempre en vosotros.
Yo siempre os ofrezco el perdón y os solicito el amor.

Si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también debéis lavaros los pies los unos a otros

Tened sentimientos mutuos de compasión.
Amaos los unos a los otros.
Poneos unos al servicio de otros.
No pretendáis dominar a los demás.
No permitáis que os engañen el orgullo, la soberbia y el amor propio.
Vigilad los sentimientos del corazón, la envidia, los celos, la rivalidad, que carcomen el amor.

Os doy un mandamiento nuevo, que os améis los unos a los otros como yo os he amado

El que ama, se ve libre de los prejuicios.
El que ama encuentra siempre razones para amar y para perdonar.
El que ama no mira la propia estima.
El que ama está libre de sí mismo.
El que ama se convierte en estímulo para amar.
El que ama derriba muros de soledad.
El que ama atraviesa las fronteras del odio y del resentimiento.

Os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis

Os he dado ejemplo de libertad interior a la vez que de obediencia a la voluntad de mi Padre.
Os he dado ejemplo de amor. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Os he dado ejemplo de no tener voluntad propia. Siempre he hecho lo que quería mi Padre.
Yo os he llevado a solas para orar y os he enseñado a hacerla discretamente.
Yo os he explicado personalmente las Escrituras.
Yo me he hecho el encontradizo en vuestros caminos.
Yo no he mirado lo que habéis hecho, sino lo que sois.

No temáis, no tengáis miedo

No tengáis miedo a ser buenos.
No tengáis miedo a ofrecer la bondad.
No tengáis miedo a perdonar.
No tengáis miedo a no llevar cuentas del bien ni del mal.
No tengáis miedo a poneros entre los últimos.
No tengáis miedo a servir a los otros.
No tengáis miedo a reconocerme presente en el otro.


Agradecemos esta aportación a Don Ángel Moreno de Buenafuente (consulta aquí su página web)

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