Meditación – Corpus Christi

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Meditación - Corpus Christi

«Melquisedec, rey de Salen, sacerdote del Dios altísimo, sacó pan y vino y bendijo a Abrán». «Cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva». «Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos».

Contemplación

El tercer día de la creación, Dios se complació por dos veces en su obra: al ver separadas las aguas de la tierra y al ver germinar las semillas en los campos para alimento de los seres vivos. El sacerdote Melquisedec ofreció pan y vino a Abraham como presentes que anticipaban la ofrenda de Cristo a toda la humanidad.

En tiempos del Éxodo, hasta llegar a la tierra de la promesa, el pueblo de Dios bebió agua de la roca y comió maná llovido del cielo. El profetas Elías, en el momento más recio, recibió la visita del ángel de Dios, que le ofreció agua y pan, para hacer la travesía del desierto y poder llegar al Monte del Señor.

Dios bendijo a su pueblo dándole una tierra que produjera pan, vino y aceite. Jesús nació en Belén, la Casa del Pan, y en Caná de Galilea, el día tercero, en el marco de una boda, regaló seis tinajas de vino bueno. Jesús, en descampado, multiplicó el pan y los peces, con los que comieron la multitud, y sobraron doce cestos.

Jesús, en la noche en la que iba a ser entregado, tomó pan, lo bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, como entrega total de Sí mismo. Lo mismo hizo con el cáliz. Y mandó a los discípulos que celebraran la cena en memoria suya. Jesús, resucitado al tercer día, preparó sobre las brasas el almuerzo e invitó a los suyos a comer.

La Eucaristía, sacramento del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, contiene la mayor prueba de amor de Jesús, y sella para siempre la alianza de Dios con su pueblo. Quien come y bebe del sacramento del Amor de Dios se hace una misma cosa con Cristo, anuncia y anticipa la vida futura.


Agradecemos esta aportación a Don Ángel Moreno de Buenafuente (consulta aquí su página web)

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