Meditación: Comenzar de nuevo

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Meditación: Comenzar de nuevo

Primer Domingo de Adviento, «B»

Comenzar de nuevo

El año litúrgico se convierte en pedagogo para reavivar el espíritu y para impedir que caigamos en la inercia del acostumbramiento. Hoy es día de comenzar de nuevo, y de abrirnos a la esperanza.

Santa Teresa fija este día una de sus fundaciones, la primera de los carmelitas descalzos: «Primero o segundo domingo de adviento de este año de 1568 (que no me acuerdo cuál de estos domingos fue), se dijo la primera misa en aquel portalito de Belén, que no me parece era mejor» (Fundaciones 14, 6). Según los expertos, parece que fue el primer domingo de adviento, el 29, de noviembre de 1568).

Hoy se inicia el Año de la Vida Consagrada por deseos del papa Francisco, tiempo propicio para reavivar los carismas, y para orar por los que han sido llamados a seguir más de cerca a Jesús, a la vez que pedimos que no falten en la Iglesia personas que optan radicalmente por el Evangelio, siguiendo la forma de vida de Jesús y de su Madre.

Llamada de la Palabra

Este ciclo «B» nos propone como evangelio dominical el texto de San Marcos. Es el más corto de los sinópticos, y es el relato que más nos aproxima a los hechos y dichos de Jesús.

Los textos bíblicos nos ofrecen varias llamadas:

«Señor, tú eres nuestro padre, nosotros la arcilla y tú el alfarero: somos todos obra de tu mano» (Is 64, 7).

«Señor, Dios nuestro, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve» (Sal 79).

«Dios os llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo Señor Nuestro. ¡Y Él es fiel!» (1Co 1, 9)

«Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento» (Mc 13, 33-37).

Opción

Ante las diversas llamadas que nos hace este tiempo nuevo, sigamos al menos el consejo de Santa Teresa, relacionado con el Evangelio de hoy: «Plega a Su Majestad nos dé a entender lo mucho que le costamos y cómo no es más el siervo que el Señor, y qué hemos menester obrar para gozar su gloria, y que para esto nos es necesario orar para no andar siempre en tentación« (cf Mc 13, 33).


Agradecemos esta aportación a Don Ángel Moreno de Buenafuente (consulta aqui su página web)

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