El saludo del ángel a María fue compuesto por inspiración del Espíritu Santo, y es adecuada a tu grandísima dignidad y santidad. En palabras, esta oración es corta; en misterios es sublime; en dictado es breve; en eficacia, es prolija., dulce más que la miel; preciosa más que el oro. Oración para repetirla constantemente con el corazón; para ser con frecuencia leída y repetida. En efecto, está entretejida con pocas palabras y se derrama, al contrario en amplísimo torrente de celestial suavidad. Pero ¡ay de los que la rezan con desgana, con poco fervor y distracción, sin recogimiento ni reverencia! ¡Oh dulcísima Virgen María! No permitas que caiga en tan grave desidia, antes bien, perdona las faltas en las que he incurrido al rezarla.(Kempis – La Imitación de María)