La dignidad de María

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Antaño el templo de Salomón sobrepasó por su belleza a todos los templos de la tierra; su fama se extendió hasta los últimos confines y fue espléndidamente honrado con la visita de toda clase de reyes y pueblos atraídos por su gran fastuosidad. De la misma suerte, el templo espiritual de Dios, que no es otro que la bienaventurada Virgen María, pura de toda mancha, resplandece sobre todos los templos de los santos, y por esto debe honrársela y amarse más que a todos ellos.(Kempis – La Imitación de María)