¿Por qué se atribuye al Espíritu Santo esta habitación en las almas? Porque es obra del amor; Dios está en nuestras almas de manera especialísima porque nos ama. ¡Qué dulce pensamiento! No por exigencia de su inmensidad ni únicamente porque nuestra miseria lo requiera establece Dios en las almas su morada; el amor, que atrae, que arrastra, que hace salvar los abismos y descender a las profundidades, hace que el Dios de los cielos, enamorado de las almas, baje hasta ellas y se les una de manera íntima y permanente. El amor, es así unión o ansia de unión, y como el Espíritu Santo es el amor infinito de Dios; a Él se le apropia este nombre delicioso, ¡Dulce huésped del alma! (El Espiritu Santo)