Yo, dice el Señor, doy la muerte y la vida

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Yo –dice el Señor– doy la muerte y la vida, para que estemos convencidos de que estar muertos al pecado y vivos en el espíritu es un verdadero don de Dios. Porque el oráculo divino nos asegura que es él quien, a través de la muerte, nos da la vida.

De las homilías sobre el libro del Eclesiastés