Lo que importa conocer, amar y observar ante todo, en la ley, no es la ley misma, es la voluntad cuya expresión es: esto es lo que se necesita conocer, amar y buscar. Si veo esto, veo todo; si no veo esto, no veo nada. Si me adhiero a la voluntad de Dios directamente, llego en derechura a mi fin. ¿Cuál es mi fin? –Ir a Dios y unirme a Él para glorificarle y lograr mi bienaventuranza. En este encuentro, en esta unión de mi alma con Dios, está su gloria y mi felicidad. ¿Dónde encontraré a Dios? –Allí donde está su voluntad. La unión de mi alma con Dios es una unión moral, es decir, una unión de voluntades: lo encuentro, pues, cuando mi voluntad encuentra la suya, y me uno a Él cuando mi voluntad se une a la suya. Allí donde no veo su voluntad, no me uno con Él. En el orden de mi unión a Él, Dios, para mí, no está sino allí donde está su voluntad. (José Tissot, La vida interior)