Sonrójate, alma mía

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Sonrójate, alma mía: pues ves cómo hoy Dios contrajo e hizo parentela con María. Aunque has sido creada sin tu participación, no serás salvada sin tu participación.
Oh María, dulce amor mío, en ti está escrita la Palabra de la que recibimos la doctrina de la vida; tú eres la tablilla en la que está grabada esta Palabra y tú nos ofreces su doctrina.

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