44 El quinto grado de humildad consiste en que uno no le oculte a su abad todos los malos pensamientos que llegan a su corazón y las malas acciones cometidas en secreto, sino que los confiese humildemente. 45 La Escritura nos exhorta a hacer esto diciendo: «Revela al Señor tu camino y espera en Él». 46 Y también dice: «Confiesen al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia». 47 Y otra vez el Profeta: «Te manifesté mi delito y no oculté mi injusticia. 48 Dije: confesaré mis culpas al Señor contra mí mismo, y Tú perdonaste la impiedad de mi corazón».
Regla