Sobre el cuarto grado de humildad

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35 El cuarto grado de humildad consiste en que, en la misma obediencia, así se impongan cosas duras y molestas o se reciba cualquier injuria, uno se abrace con la paciencia y calle en su interior, 36 y soportándolo todo, no se canse ni desista, pues dice la Escritura: «El que perseverare hasta el fin se salvará», 37 y también: «Confórtese tu corazón y soporta al Señor». 38 Y para mostrar que el fiel debe sufrir por el Señor todas las cosas, aun las más adversas, dice en la persona de los que sufren: «Por ti soportamos la muerte cada día; nos consideran como ovejas de matadero». 39 Pero seguros de la recompensa divina que esperan, prosiguen gozosos diciendo: «Pero en todo esto triunfamos por Aquel que nos amó». 40 La Escritura dice también en otro lugar: «Nos probaste, ¡oh Dios! nos purificaste con el fuego como se purifica la plata; nos hiciste caer en el lazo; acumulaste tribulaciones sobre nuestra espalda». 41 Y para mostrar que debemos estar bajo un superior prosigue diciendo: «Pusiste hombres sobre nuestras cabezas». 42 En las adversidades e injurias cumplen con paciencia el precepto del Señor, y a quien les golpea una mejilla, le ofrecen la otra; a quien les quita la túnica le dejan el manto, y si los obligan a andar una milla, van dos; 43 con el apóstol Pablo soportan a los falsos hermanos, y bendicen a los que los maldicen.

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