Siempre podemos estar en presencia de Dios

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Imaginad que un monarca severo y exigente os ordenase componer un tratado sobre una cuestión abstrusa en su presencia, a los pies de su trono. A pesar de que pudierais estar absolutamente ocupado en vuestro trabajo, la presencia del rey, que tiene poder sobre vos y que tiene vuestra vida en sus manos, no os permitiría olvidar ni un solo momento que estáis pensando, reflexionando y escribiendo no en soledad, sino en un lugar que exige de vos una reverenda, respeto y compostura particulares. Esta viva sensación de la proximidad del rey expresa muy claramente la posibilidad de estar ocupado en incesante oración interior aun durante el trabajo intelectual.(Relatos de un Peregrino Ruso)