Aquel día se permitirá a los amigos comunicar con el Hijo de Dios en los Misterios y aprender de sus labios lo que Él oyó de su Padre. Mas es preciso que quienes pretenden ser amigos se le alleguen con oídos preparados para escuchar sus palabras, que no es entonces tiempo de granjearse amistades, de preparar los oídos y aderezar vestiduras de boda ni de buscar lo demás que se precisa para la entrada en aquel Salón Nupcial. Todo eso se confecciona en el taller de esta vida.
La vida en Cristo, libro I