Quiere Dios que perseveremos en la oración hasta la importunidad. Acá en el mundo los hombres no pueden soportar a los importunos, mas Dios no sólo los soporta, sino que desea que con esa terca importunidad le pidan sus gracias y sobre todo el don de la perseverancia. Así San Gregorio lo afirmó, cuando escribía: El Señor quiere ser repetidamente llamado, quiere ser obligado, quiere ser vencido por nuestras amorosas importunidades. Buena es esta violencia, ya que con ella, lejos de ofenderse nuestro Dios se calma y aplaca.(El gran medio de la oración – San Alfonso Maria de Ligorio)