No querer sino lo que quiere Dios

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¡Dios mío! ¿Cuándo lograré esta plena y perfecta conformidad con toda vuestra voluntad?. ¿Cuándo sabré dejarme llevar, como un niño, en brazos del beneplácito divino, sin entretenerme en desear y querer las cosas, sino dejando querer y hacer a Dios por mí, como más le agrade de tal suerte que no haya en mí otro querer ni otro no querer sino lo que Dios quiere o no quiere, y que ése sea todo mi contento y regocijo dejando en sus manos toda mi solicitud? (José Tissot, La vida interior)