No es suficiente que yo ame a Dios

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No me basta amar a Dios si mi prójimo no lo ama también. Tengo que amar al prójimo como imagen de Dios y objeto de su amor y hacer de todo para que los hombres a su vez amen a su Creador que los reconoce y los considera como a sus hermanos, que los ha salvado; y tratar de que, con mutua caridad, se amen entre ellos por amor de Dios, el cual les ha amado hasta el punto de abandonar a la muerte, por ellos, a su propio Hijo. Este es entonces mi deber.

Conferencias a los sacerdotes en misión