«Nuestra vocación es la de ir a inflamar el corazón de los hombres, hacer lo que hizo el Hijo de Dios. Él, que vino a traer el fuego al mundo para inflamarlo con su amor. ¿Qué podemos desear nosotros, sino que arda y lo consume todo?
Es verdad, por tanto, que he sido enviado no sólo a amar a Dios, sino a hacer que sea amado.
Conferencias a sacerdotes en misión