Cuando llegares a tanto, que la aflicción te sea dulce y gustosa por amor de Cristo, piensa entonces que te va bien; porque hallaste el paraíso en la tierra.
Cuando te parece grave el padecer, y procuras huirlo, cree que te va mal, y dondequiera que fueres, te seguirá la tribulación.
Si te dispones para hacer lo que debes, es a saber, sufrir y morir, luego te irá mejor, y hallarás paz.
Y aunque fueres arrebatado hasta el tercer cielo con San Pablo, no estarás por eso seguro de no sufrir alguna contrariedad. Yo (dice Jesús) le mostraré cuántas cosas le convendrán padecer por mi nombre. Debes, pues, padecer, si quieres amar a Jesús, y servirle siempre.
Imitación de Cristo, 2, 12