Entre las cosas que son necesarias en este combate, la más principal es la perseverancia, que es la virtud con que debemos aplicarnos sin intermisión ni descanso a mortificar nuestras pasiones, que nunca llegan a morir mientras vivimos, antes bien, brotan y crecen siempre en nuestro corazón, como en campo fértil de malas hierbas.(El Combate Espiritual, Lorenzo Scupoli)