La unidad del amor en el Cielo y del dolor en la tierra

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Contemplando a Cristo en la Cruz, con los ojos iluminados del corazón, se vislumbra esta verdad profundísima y fundamental; solamente hay dos unidades: la del amor del cielo y la del dolor en la tierra. La santidad es simplificación; Dios es santísimo, porque es infinitamente simple; las almas son santas porque se simplifican en Dios. Por eso Jesús en el sermón de la Cena, pidiendo al Padre la perfecta santidad de los suyos, le decía, “Que sean una sola cosa, como nosotros somos una sola cosa. Yo en ellos y Tú en mi, para que sean consumados en la unidad. El Padre y el Verbo se enlazan en la unidad del Espíritu Santo, esto es, en la unidad del Amor; las almas se unifican en la cruz de Cristo, que es la unidad del Dolor. (El Espíritu Santo)