La tiranía de las riquezas

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¿Veis cuán grande es la tiranía de las riquezas? ¿Os fijáis cómo todo lo domina y cómo arrastra a los hombres donde quiere, como si fuesen esclavos maniatados? Pero ¿qué provecho obtengo yo de todas estas recriminaciones? Con mis palabras, ataco la tiranía de las riquezas, pero, en la práctica, es esta tiranía y no mis palabras la que vence. Pero a pesar de todo no dejaré de censurarla con mis palabras y, si con ello algo consigo, será una ganancia para vosotros y para mí. Pero, si vosotros perseveráis en vuestro amor a las riquezas, yo, por mi parte, habré cumplido con mi deber. El Señor os conceda liberaros de esta enfermedad, y así me conceda a mí poder gloriarme en vosotros. A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.

Homilías sobre el evangelio de San Mateo