La razón por la que se puede dejar todo es sólo una: Cristo

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Bajo las burlas, tu Maestro no se enfada, ¿y tú te pones nervioso? Él soporta salivazos, bofetadas, latigazos, ¿y tú no puedes escuchar una palabra dura? Él acepta la cruz, una muerte deshonrosa, la tortura de los clavos, ¿y tú no aceptas cumplir los oficios menos honrosos? ¿Cómo vas a participar de su gloria si no aceptas participar de su muerte deshonrosa?

Verdaderamente, resulta inútil que hayas abandonado las riquezas si no quieres coger la cruz como él mismo lo ordenó con su palabra de verdad. Vende lo que tienes y dáselo a los pobres, ordenó Cristo al joven, toma tu cruz y sígueme. Has distribuido bien tus riquezas, pero no has aceptado tomar la cruz, es decir, soportar valientemente los asaltos de todas las pruebas; así te has apartado del camino de la vida y, para tu desgracia, te has separado de tu dulce Dios y Señor. Os ruego, hermanos, que, por amor al reino de los cielos, soportemos hasta la muerte las pruebas que nos asaltan, a fin de participar de la gloria de Jesús y de heredar el disfrute de los bienes indecibles en Cristo Jesús, nuestro Señor.