Toda la Pasión se aprieta entre dos besos sobre la cara de Cristo. El de Judas: relámpago de fuego que desencadena la tempestad. Y el de María: sello y lacre final de la Corredentora.
Toda la Pasión se aprieta entre dos besos sobre la cara de Cristo. El de Judas: relámpago de fuego que desencadena la tempestad. Y el de María: sello y lacre final de la Corredentora.