La gracia, dicen los teólogos, es un don sobrenatural y gratuito, que Dios hace a la criatura racional para conducirla a la vida eterna. La gracia es como una emanación sobrenatural de la virtud de Dios, que viene a elevar al hombre por encima de sí mismo, y habilitar sus potencias y su ser para la unión directa con Dios, para este mundo y para la eternidad. (José Tissot, La vida interior)