¿Qué hacen los santos en los esplendores de la gloria? Una sola cosa, la misma que comenzaron en su vida de transición: alaban a Dios. En el cielo resuena únicamente el canto de las alabanzas sagradas, que lo llena todo. Este canto basta a los ángeles y a los hombres; él solo llena la eternidad. En la unidad del cuerpo de Jesucristo, todos los elegidos están unidos para exaltar, en un concierto sin fin, el nombre de la Trinidad, tres veces santa. Cada uno en el concierto universal tiene su parte propia, según las cualidades de su vida y de su vocación; cada uno tiene su lugar marcado en este gran cuerpo. Y todos juntos, armónicamente organizados, correspondiéndose en maravillosa concordancia, cual es la eterna comunión de los santos, resumen su vida en el himno supremo que regocija el corazón de Dios. Ésta es la vida eterna. ¡Oh! Cómo tendrá entonces toda su plenitud la expresión del texto sagrado. (José Tissot, La vida interior)