Jesús debe y quiere ser la vida de mis obras

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Si Dios me pide que aplique mi actividad no sólo a mi santificación, sino también a las Obras, empezaré por grabar en mi alma esta convicción: Jesús debe y quiere ser la vida de esas obras. Mis esfuerzos, de suyo nada son y nada valen. Sine me NIHIL potestis facere (“Sin mí, nada podéis hacer”, Juan XV, 5). Serán útiles y bendecidos de Dios, si en virtud de una vida interior, los uno constantemente a la acción vivificadora de Jesús. Entonces llegarán a ser omnipotentes. OMNIA possum in EO qui me confortat (“Todo lo puedo en Aquél que me conforta”, Philip IV, 13). Si nacen de una suficiencia llena de orgullo, o de la confianza en mis propios talentos, o del afán de lucirme con mis éxitos, serán reprobados por Dios; que sería sacrílega locura pretender arrebatar a Dios algún jirón de su gloria para adornarme con él. Esta convicción no engendrará en mí la pusilanimidad; antes al contrario, será mi fuerza y me impulsará a la oración; para obtener esa humildad, que es gran tesoro de mi alma, la seguridad de la ayuda de Dios y la prenda del éxito para mis obras. (Dom. J.B. Chautard, El alma de todo apostolado)