Jesús con la cruz a cuestas

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Quarto mistero doloroso. Jesús con la cruz a cuestas.

«Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarle. Al salir, encontraron a un hombre de Cirene llamado Simón, y le obligaron a llevar su cruz» (Mt 27,31-32)

Tomar la propia cruz no significa tomar cualquier cruz, pero si la nuestra, la que Dios no da. Quiere decir, por consiguiente, obedecer perfectamente a Dios en todos los momentos de nuestra vida, aceptando cada momento con amor, paciencia, valor, pero con obediencia, en conformidad a su voluntad, con fe, reconocimiento, y todo aquello que Dios nos manda. Esto quiere decir: obedecerle perfectamente. (M.S.E., 213)