Viviendo por los sentidos se vive en lo exterior, no se penetra en lo íntimo del alma. Ésta tiene profundidades insondables. “Dios –se ha dicho– habla en lo hondo del alma. Escuchar allí que es donde la verdad se deja oír y donde se recogen las ideas, ir por medio de la piedad al Maestro interior”, ¿cuántos hay que sepan hacerlo? ¿Cuántos que piensen en esto? ¿Cuántos que, conociendo la vía intelectual por la cual Dios viene a nosotros, salgan a su encuentro sabiendo andar por el interior de su morada, en la inocencia de su corazón? ¡Cuán poco conocemos nuestro interior! ¡Cuán poco sabemos entrar en él!… A veces ni nos cuidamos de penetrar, y con mucha frecuencia, hasta tenemos miedo de hacerlo. (José Tissot, La vida interior)