El alma del hombre tiene que ser pura

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El alma del hombre tiene que ser pura, como un espejo brillante. Cuando en el espejo se produce el orín, no podemos ver nuestro rostro. De la misma manera, cuando el pecado está en el hombre, el hombre ya no puede contemplar a Dios. Pero, si quieres, puedes sanar. Ponte en manos del Médico, y él punzará los ojos de tu alma y de tu corazón. ¿Qué médico es éste? Dios que sana y vivifica mediante su palabra y su sabiduría. Pues por medio de la palabra y de la sabiduría se hizo todo. La Palabra del Señor hizo el cielo; el aliento de su boca, sus ejércitos. Su sabiduría está por encima de todo: Dios, con su sabiduría, puso el fundamento de la tierra; con su inteligencia, preparó los cielos.

Si entiendes todo esto y vives pura, santa y justamente, podrás ver a Dios; pero la fe y el temor de Dios han de tener absoluta preferencia en tu corazón. Cuando te despojes de lo mortal y te revistas de inmortalidad, entonces verás a Dios de manera digna.