El alimento de la oración vocal

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A veces, cuando mi espíritu está tan seco que me es imposible sacar un solo pensamiento para unirme a Dios, rezo muy despacio un “Padrenuestro”, y luego la salutación angélica. Entonces, esas oraciones me encantan y alimentan mucho más que si las rezase precipitadamente un centenar de veces…