Abandonarse en los brazos del Padre… Cuando se ha recibido esta revelación del amor de Dios se es capaz de todo y, en primer lugar, de abandonarse a su acción. Es como si Dios nos dijese: «Te amo muchísimo más de lo que tú sospechas, abandona entre mis manos todas las palancas de mando». (Lafrance J, Mi vocación es el amor).