Dios es dueño absoluto de sus bienes y no comete injusticia dando a unos más y a otros menos, perteneciendo por otra parte, a su sabiduría que cada cual reciba según la misión que determina confiarle.
Dios es dueño absoluto de sus bienes y no comete injusticia dando a unos más y a otros menos, perteneciendo por otra parte, a su sabiduría que cada cual reciba según la misión que determina confiarle.