Dios aviva nuestra esperanza

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Dios tiene sus métodos para animar tu espera de su llegada y de sus gracias. Esos métodos divinos son dos: con el primero, Dios puede generar en nuestros corazones el deseo de que se produzca su llegada; por ejemplo, provocando en nosotros un ansia o necesidad muy fuerte. Entonces, la fe se manifestará como una necesidad de Dios y crecerá la espera y el ansia de Dios. Con el segundo método, Dios puede permitir —o hacer— que seamos sometidos a difíciles pruebas de fe, y entonces no podremos resolver nuestros problemas. Por ejemplo, los problemas morales, como los pecados que cometemos; los problemas familiares, como un hijo que se emborracha, o que no se ha casado por la Iglesia, o que no cree en Dios; los problemas de salud, nuestra o de alguno de nuestros seres queridos. Estas experiencias de impotencia hacen que nos sintamos perdidos y que estemos más abiertos al deseo de su llegada…, a la espera. Esta es una oportunidad para el crecimiento y la profundización de nuestra fe. (Tadeuz Dajczer, Meditaciones sobre la fe).