Dame humildad ante todo

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Agosto 28 [1917]. Me siento cada día peor. No tengo ánimo para nada; pero en fin, es la voluntad de Dios. Que se haga como El quiera. Madre mía, todo lo he puesto en vuestras manos. ¿Por qué me habéis abandonado? Haz que sepa muy bien mis lecciones y composiciones. Madre mía, que tenga «muy bien» en mis temas. Muéstrate que eres mi Madre y dame todo, pero humildad ante todo. Jesús querido, dame sufrimientos. No importa sufrir, porque así me amas. Mañana sin Comunión. La obediencia me lo impone. ¿Qué hacer, Jesús mío, sin Ti? ¿Qué será de esta miserable sin Jesús? Mas, por suerte, que lo tengo en mi alma. Allí habita mi Jesús y no lo dejo salir.