Disponte, pues, como buen y fiel siervo de Cristo, para llevar varonilmente la cruz de tu Señor crucificado por tu amor.
Prepárate a sufrir muchas adversidades y diversas incomodidades en esta miserable vida; porque así estará contigo Jesús adondequiera que fueres; y de verdad que le hallarás en cualquier parte que te escondas.
Así conviene que sea, y no hay otro remedio para evadirse del dolor y de la tribulación de los males, sino sufrir.
Bebe afectuosamente el cáliz del Señor, si quieres ser su amigo, y tener parte con El.
Remite a Dios las consolaciones, para que haga con ellas lo que más le agradare.
Pero tú disponte a sufrir las tribulaciones, y estímalas por grandes consuelos; porque no son condignas las pasiones de este tiempo para merecer la gloria venidera, aunque tú solo pudieses sufrirlas todas.
Imitación de Cristo, 2, 12