Cuanto más crece en el alma la caridad, más crece también esta dichosa posesión del Don de Dios. El Espíritu Santo es más nuestro cuanto más lo amamos, y más lo amamos cuanto somos más suyos; en otras palabras: cuanto más perfectamente es principio de nuestro amor el Espíritu Santo, más perfectamente es el término de ese mismo amor, más perfectamente es nuestro Don. (El Espíritu Santo)