Ya vos veis cuál es mayor hazaña de amor, azotar Dios a los enemigos por amor de su pueblo, o dejarse Dios en su carne azotar por amor de los suyos y de los extraños, de amigos y de enemigos. Una cosa es llevar Dios a los suyos por el desierto, a semejanza de águila que enseña a volar a sus hijos, y los toma en sus hombros (Deut., 32, 11), cuando se cansan, para que ellos descansen, no cansándose Dios; y otra cosa es llevar encima los hombros una pesada cruz, que se los desollaba, y todos los pecados del mundo, que como una pesada viga de lagar (Isai., 63, 2) le apretaron, hasta quitarle la vida en la cruz, porque los hombres descansen. ¿Quién hay que esto no vea ser excelentísima hazaña de amor y amor nunca visto, que le da a Dios mayor honra que lo pasado? (Juan De Ávila, Audi filia)