Escucha, esto es lo que escribe Marcos el Asceta: «El alma que está unida interiormente con Dios se vuelve, por ser tan grande su gozo, como un niño bondadoso e ingenuo, y ya no condena a nadie, sea griego, pagano, judío o pecador, sino que los contempla a todos por igual con mirada pura; halla gozo en el mundo entero, y quiere que todos griegos, judíos y gentiles glorifiquen a Dios.» Y Macario el Grande, de Egipto, dice que el contemplativo «arde con un amor tan grande que si fuese posible él haría de su interior una morada para todos, sin hacer distinciones entre buenos y malos». Aquí ves, querido hermano, lo que los Santos Padres piensan de ello. Así que yo te aconsejo que dejes de lado tu fiereza, y mires a todo considerando que está bajo la omnisciente Providencia de Dios, y que cuando te tropieces con vejaciones, te acuses a ti mismo en particular de falta de paciencia y humildad.(Relatos de un Peregrino Ruso)