Agradar a Jesús en todo momento

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Yo lo he visto por experiencia: cuando no siento nada, cuando soy incapaz de orar y de practicar la virtud, entonces es el momento de buscar pequeñas ocasiones, naderías que agradan a Jesús más que el dominio del mundo e incluso que el martirio soportado con generosidad. Por ejemplo, una sonrisa, una palabra amable cuando tenía ganas de callarme o demostrar un semblante enojado, etc, etc.